martes, 15 de octubre de 2013

CARTAGENA.

Subo a lo más alto de esta ciudad amarga,
oteo el horizonte y miro, veo más allá. 
He aguantado tu tirón durante 30 años, 
ahora lloro por que me alejo de ti. 

Si no lo hago acabaré muriendo en tu fango,
asfixiado por tu aire lleno de mala gana. 
Tantas horas perdidas por tantas horas ganadas,
tanto aprecio y tanto desprecio que dejo aquí. 

El futuro está lejos de ti, del ruido que me asquea,
el circulo vicioso que atrapa a los zombies se acabó para mi.
La velocidad de la luz se queda corta para cruzar tus puertas,
querida Cartagena grandiosa antaño y apestosa en estos tiempos.

Cruel y dulce Súcubo que nos lleva por el camino de la amargura,
arrastrándonos a una perdición sin remedio con su dulce melodía.
Agujero sin salida, cueva sin gruta ni bóveda que admirar,
ciudad de la perdición, de la apatía y carente de oportunidades.

Me voy a la estación de los buenos sueños,
casi sin ropa en la maleta también se puede vivir. 

Preparo la marcha con tranquilidad para poder mirar a los ojos
a todos aquellos que me han acompañado en esta tediosa 
marcha de las tres décadas y decirles que: No todo está perdido, 
salir de aquí y prosperar es posible para todos, 
no hace falta dinero para ser feliz 
como en esta ciudad y en esta sociedad 
gris nos enseñan desde pequeños. 

Me llevaré el recuerdo de está ciudad para 
no caer nunca más en la tentación
de vivir por mucho tiempo nada igual o parecido. 

En mis entrañas os llevo a Tod@s.

La rueda de acero cambia el sentido de sus radios, 
cambia el cauce del río. 
Si todo este año a sido de cambios, 
mi vida no va a dejar de hacer caso al universo. 

No hay fronteras, no hay banderas, 
no hay matrimonios, casi nada es imposible. 
No esperes nunca nada de nadie. 

-León de Fuego en el Valhalla-






No hay comentarios:

Publicar un comentario